jueves, 1 de diciembre de 2011

Ensayo; "Desfalleciendo por la educación".



     A lo largo del tiempo se ha querido llenar el vacío que deja la educación rural o indígena, por medio de nuevas ideas, planes o programas. Algunos han ayudado a mejorar esta situación, pero no se ha terminado con el problema de raíz. Estos cambios se han realizado de manera paulatina y con el dejo de poder hacer más por la educación. Se nota una evidente desigualdad en el campo de la educación rural con la urbana, puesto que los resultados en zonas rurales e indígenas están por debajo por tres y hasta cinco veces de los de las clase media.

     En México el problema con las zonas rurales parece no acabar, ya que los maestros que pueden dar cierto conocimiento en esas zonas, prefieren vivir en la comodidad de la ciudad y mantener si se puede dos trabajos. No hemos sido educados para sacrificarnos por el prójimo, siempre hemos de elegir lo más sencillo, lo que no nos cueste mucho hacer, mientras donde se necesita, se carece de gente capacitada, lo que conlleva a contratar gente que se ofrezca a realizar la labor faltante. Recae todo nuevamente en luchar por una igualdad ante la educación y aunque exista actualmente en la Ley General de Educación, un capítulo exclusivo para combatir este caso, se siguen viendo afectadas las zonas marginadas, por la misma educación que recibimos dentro de la sociedad. 

     Porque al parecer a nadie le importa en realidad lo que pase en esas zonas, estamos inmersos en la ignorancia total hacia esas culturas de nuestro país. Afortunadamente existen estudios que nos ayudan a conocer la situación actual de la educación de dichos lugares; ¿pero de qué nos sirve conocer, si no estamos dispuestos a hacer algo para cambiarlo?. Se sabe que en las zonas rurales los maestros tienen que adoptar varios papeles y que no son recompensados por el trabajo extra que realizan. Debatir este tema nos deja con muchas dudas y propuestas infinitas. Hay tanto por hacer y tan poco apoyo por parte del todo.

     Este problema desencadena situaciones de violencia entre los maestros pertenecientes al magisterio y el gobierno. Mostrando la inconformidad del problema con innumerables marchas y plantones, para que se les proporcione material físico para las escuelas, ya sean libros, libretas, comida, uniformes, tecnología, etc... Que en consecuencia hace que los alumnos pierdan varios días de clase, poniendo en un desequilibrio fatal el aprendizaje de las futuras mentes del mañana, cuando se debería abrir campo a la conciencia. Pensar en lo que atraerá el movimiento marchista de los profesores. De igual manera se necesita gente que luche por sus ideales y que exija lo que cree que es justo para la sociedad. Pero, ¿a qué precio?, dejando a la deriva lo que debería ser lo más importante; la educación. 

     Continuamente se busca la superación, lo innovador, el cambio, entre otras tantas cosas que parecen inalcanzables, más dando un ejemplo de rebeldía a los jóvenes no parece ser el camino correcto. 
Está comprobado que se pueden dar buenos resultados sin tener las mejores instalaciones de trabajo, eso no quiere decir que no sean una herramienta importante a la hora de aplicar los planes y programas de estudio, pero no es indispensable, solo facilita el entendimiento y la comprensión del educando. Se está perdiendo tiempo en luchar por cosas físicas, que tarde o temprano se agotarán, en vez de darle prioridad a la enseñanza, trabajando con lo que se tiene. El ser humano desde tiempos pasados se ha podido adaptar a su entorno, y ahora solo se busca la manera de satisfacer y facilitar el camino “hacia el aprendizaje” por medio de la materia.

     Necesitamos dejar de vivir en la jaula de oro y dar la cara al verdadero problema que es nuestra propia identidad. Dejar de pensar que al pertenecer a un grupo o al seguir con los procesos actuales para conseguir algo, van a cambiar la educación. Porque a estas alturas, el tiempo nos hace darnos cuenta de que no está sirviendo de nada y que la educación sigue en decadencia. Cada vez nos importa menos conocer qué hay detrás de las cosas, estamos acabando con el poco raciocinio que nos heredaron en el pasado.

Si en verdad nos interesa poder cambiar de forma pausada nuestra actual situación, es sumamente importante que dejemos a un lado los constructos mentales que nos proporcionó otro hombre. Empezar a pensar por nosotros mismos y enfocarnos en donde se origina todo, en el alumno; en los futuros abogados, licenciados, arquitectos e ingenieros. Hay que proporcionarles sensibilidad y valores, para que el día en que puedan tomar decisiones no sea tan fácil corromperlos. No se trata de que cada quien tome su propio camino, sino luchar por un bien común que será satisfactorio para todos, creando personas armónicas, que conozcan, que creen e inventen su propio mundo, pensando siempre en estar bien con los demás.

     Concluyendo con el problema inicial que desborda otras tantas cuestiones, se necesita un nuevo punto de partida y maestros realmente entregados a su vocación, que desempeñen su trabajo donde se le requiera y no donde se sienta más cómodos. Explotar lo que se tiene antes de pedir algo que quizás no utilizará. Darle prioridad a la educación del pupilo, antes que a los asuntos ajenos a ella. Proponerse pequeñas metas para poderlas cumplir, creando iniciativa para que así se vean cambios escalonados al pasar el tiempo. Y por último ayudar siempre primero al que menos tiene, para sacar adelante a aquellos individuos que tengan sed de aprender y que se vea un mejoramiento en la rama de la educación, porque aunque esto sea un proceso lento, tarde o temprano terminará nutriendo a nuestra sociedad.