A lo largo del
tiempo se ha querido llenar el vacío que deja la educación rural o indígena, por medio de nuevas ideas, planes o programas. Algunos han
ayudado a mejorar esta situación, pero no se ha terminado con el
problema de raíz. Estos cambios se han realizado de manera paulatina
y con el dejo de poder hacer más por la educación. Se nota una
evidente desigualdad en el campo de la educación rural con la
urbana, puesto que los resultados en zonas rurales e indígenas están
por debajo por tres y hasta cinco veces de los de las clase
media.
En México el
problema con las zonas rurales parece no acabar, ya que los maestros
que pueden dar cierto conocimiento en esas zonas, prefieren vivir en
la comodidad de la ciudad y mantener si se puede dos trabajos. No
hemos sido educados para sacrificarnos por el prójimo, siempre hemos
de elegir lo más sencillo, lo que no nos cueste mucho hacer,
mientras donde se necesita, se carece de gente capacitada, lo que
conlleva a contratar gente que se ofrezca a realizar la labor
faltante. Recae todo
nuevamente en luchar por una igualdad ante la educación y aunque
exista actualmente en la Ley General de Educación, un capítulo
exclusivo para combatir este caso, se siguen viendo afectadas las
zonas marginadas, por la misma educación que recibimos dentro de la
sociedad.
Porque al parecer a nadie le importa en realidad lo que pase en esas zonas, estamos inmersos en la ignorancia total hacia esas culturas de nuestro país. Afortunadamente existen estudios que nos ayudan a conocer la situación actual de la educación de dichos lugares; ¿pero de qué nos sirve conocer, si no estamos dispuestos a hacer algo para cambiarlo?. Se sabe que en las zonas rurales los maestros tienen que adoptar varios papeles y que no son recompensados por el trabajo extra que realizan. Debatir este tema nos deja con muchas dudas y propuestas infinitas. Hay tanto por hacer y tan poco apoyo por parte del todo.
Porque al parecer a nadie le importa en realidad lo que pase en esas zonas, estamos inmersos en la ignorancia total hacia esas culturas de nuestro país. Afortunadamente existen estudios que nos ayudan a conocer la situación actual de la educación de dichos lugares; ¿pero de qué nos sirve conocer, si no estamos dispuestos a hacer algo para cambiarlo?. Se sabe que en las zonas rurales los maestros tienen que adoptar varios papeles y que no son recompensados por el trabajo extra que realizan. Debatir este tema nos deja con muchas dudas y propuestas infinitas. Hay tanto por hacer y tan poco apoyo por parte del todo.
Este
problema desencadena situaciones de violencia entre los maestros
pertenecientes al magisterio y el gobierno. Mostrando la
inconformidad del problema con innumerables marchas y plantones,
para que se les proporcione material físico para las escuelas, ya
sean libros, libretas, comida, uniformes, tecnología, etc... Que en
consecuencia hace que los alumnos pierdan varios días de clase,
poniendo en un desequilibrio fatal el aprendizaje de las futuras
mentes del mañana, cuando se debería abrir campo a la conciencia.
Pensar en lo que atraerá el movimiento marchista de los profesores.
De igual manera se necesita gente que luche por sus ideales y que
exija lo que cree que es justo para la sociedad. Pero, ¿a qué
precio?, dejando a la deriva lo que debería ser lo más importante;
la educación.
Continuamente se busca la superación, lo innovador, el cambio, entre otras tantas cosas que parecen inalcanzables, más dando un ejemplo de rebeldía a los jóvenes no parece ser el camino correcto. Está comprobado que se pueden dar buenos resultados sin tener las mejores instalaciones de trabajo, eso no quiere decir que no sean una herramienta importante a la hora de aplicar los planes y programas de estudio, pero no es indispensable, solo facilita el entendimiento y la comprensión del educando. Se está perdiendo tiempo en luchar por cosas físicas, que tarde o temprano se agotarán, en vez de darle prioridad a la enseñanza, trabajando con lo que se tiene. El ser humano desde tiempos pasados se ha podido adaptar a su entorno, y ahora solo se busca la manera de satisfacer y facilitar el camino “hacia el aprendizaje” por medio de la materia.
Continuamente se busca la superación, lo innovador, el cambio, entre otras tantas cosas que parecen inalcanzables, más dando un ejemplo de rebeldía a los jóvenes no parece ser el camino correcto. Está comprobado que se pueden dar buenos resultados sin tener las mejores instalaciones de trabajo, eso no quiere decir que no sean una herramienta importante a la hora de aplicar los planes y programas de estudio, pero no es indispensable, solo facilita el entendimiento y la comprensión del educando. Se está perdiendo tiempo en luchar por cosas físicas, que tarde o temprano se agotarán, en vez de darle prioridad a la enseñanza, trabajando con lo que se tiene. El ser humano desde tiempos pasados se ha podido adaptar a su entorno, y ahora solo se busca la manera de satisfacer y facilitar el camino “hacia el aprendizaje” por medio de la materia.
Necesitamos
dejar de vivir en la jaula de oro y dar la cara al verdadero problema
que es nuestra propia identidad. Dejar de pensar que al pertenecer a
un grupo o al seguir con los procesos actuales para conseguir algo,
van a cambiar la educación. Porque a estas alturas, el tiempo nos
hace darnos cuenta de que no está sirviendo de nada y que la
educación sigue en decadencia. Cada vez nos importa menos conocer
qué hay detrás de las cosas, estamos acabando con el poco
raciocinio que nos heredaron en el pasado.
Si en verdad nos interesa poder cambiar de forma pausada nuestra actual situación, es sumamente importante que dejemos a un lado los constructos mentales que nos proporcionó otro hombre. Empezar a pensar por nosotros mismos y enfocarnos en donde se origina todo, en el alumno; en los futuros abogados, licenciados, arquitectos e ingenieros. Hay que proporcionarles sensibilidad y valores, para que el día en que puedan tomar decisiones no sea tan fácil corromperlos. No se trata de que cada quien tome su propio camino, sino luchar por un bien común que será satisfactorio para todos, creando personas armónicas, que conozcan, que creen e inventen su propio mundo, pensando siempre en estar bien con los demás.
Concluyendo con
el problema inicial que desborda otras tantas cuestiones, se necesita
un nuevo punto de partida y maestros realmente entregados a su vocación,
que desempeñen su trabajo donde se le requiera y no donde se sienta
más cómodos. Explotar lo que se tiene antes de pedir algo que quizás
no utilizará. Darle prioridad a la educación del pupilo, antes que
a los asuntos ajenos a ella. Proponerse pequeñas metas para poderlas
cumplir, creando iniciativa para que así se vean cambios escalonados
al pasar el tiempo. Y por último
ayudar siempre primero al que menos tiene, para sacar adelante a
aquellos individuos que tengan sed de aprender y que se vea un
mejoramiento en la rama de la educación, porque aunque esto sea un
proceso lento, tarde o temprano terminará nutriendo a nuestra
sociedad.